Todos sabemos que para mantenernos en perfectas condiciones debemos alimentarnos correctamente. Esto es especialmente importante en el caso de los niños, ya que ésto determinará sus hábitos y costumbres futuras, además de influir significativamente en su salud y crecimiento. Tanto en la dieta del adulto como en la del niño hay elementos que no deben faltar, como son las proteínas, carbohidratos y grasas, sin olvidar el aporte diario y adecuado de fibra, para mantener el intestino en buenas condiciones.
En el caso de las proteínas, estas tienen un papel fundamental en el crecimiento, haciéndose indispensables, ya que se encargan de proteger el sistema inmune, proporcionándole defensas naturales y dándole la energía para enfrentarse al día. ¿Dónde las encontramos? En la carne roja o de pollo, los huevos, el pescado blanco, los lácteos, la soja, las nueces, las lentejas.
Por otro lado, los carbohidratos tampoco pueden faltar, ya que son la principal fuente de energía. Es importante que desechemos los carbohidratos simples, los que se encuentran en bollería y azúcares y optemos por los compuestos como el pan, los cereales integrales, frutas, arroz, pasta o patatas
En el caso de las grasas, como ya hemos visto en numerosas ocasiones existen diferentes tipos, las que son saludables son las saturadas, mientras que las «trans» deben evitarse. Las saturadas podemos encontrarlas en el aceite de oliva, el pescado azul – salmón, bonito o atún- o los frutos secos.
Por último, no podemos olvidarnos de la fibra, ya que esta es muy importante para estimular la actividad intestinal en los niños y es muy importante para que adquieran una regularidad que se extienda hasta su vida adulta. La misma se encuentra en los cereales integrales -cebada, avena o arroz integral-, frutas, legumbres y todas las hortalizas y verduras.
Teniendo en cuenta estos puntos podremos cuidar mejor de la salud de nuestros hijos.