Cuando intentamos adelgazar o bien, cuando queremos cuidar nuestra dieta para proteger al organismo, siempre prestamos atención a aquello que comemos o dejamos de comer, pero olvidamos prestar atención a lo que bebemos, es decir, a los alimentos líquidos.
En Argentina, como en otros países, las gaseosas constituyen un gran problema en la dieta, ya que con ellas agregamos no sólo sustancias químicas perjudiciales si se consumen en exceso, sino también, mucha cantidad de azúcar y por ende, de calorías.
Además, no sacian el apetito, no tenemos control de la cantidad bebida como lo tenemos de lo que comemos sólido y por ende, solemos abusar de las mismas.
En un vaso chico de gaseosa podemos consumir unas 80 calorías, mientras que un vaso más grande, las calorías pueden ascender a unas 130 calorías, derivadas casi por completo, de azúcares simples de fácil asimilación.
Si estimamos a grandes rasgos la cantidad de gaseosa que consumimos a diario, nos daremos cuenta que la mitad o más de las calorías que necesitamos las ocupa prácticamente, el consumo de gaseosa, por eso, es un grave problema en nuestra dieta.
En reemplazo de gaseosas, no hay nada mejor que el agua, aunque también podemos consumir gaseosas sin azúcar, pero en éstas, no eliminamos las sustancias químicas que pueden resultar perjudiciales, aunque si restamos muchas calorías.
Prestemos atención a la cantidad de gaseosa que ingerimos y veremos que no es menor su aporte calórico a nuestra dieta.
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