La celulitis constituye un acumulo de tejido adiposo, con hipertrofia celular, en determinadas zonas del cuerpo, que forman nódulos adiposos.
Los líquidos intersticiales, las grasas y sustancias de desecho que no son eliminadas se depositan en los adipocitos provocando que éstos incrementen su tamaño.
A causa de este engrosamiento adiposo y el hinchazón de las células grasas, se entorpece la circulación sanguínea y linfática, alterando la eliminación de toxinas y residuos corporales.
Si en este momento no se trata, el tejido conjuntivo, al no ser irrigado ni abastecido adecuadamente, se debilita, pierde firmeza y se transforma en flácido.
En sus inicios, la celulitis se encuentra en una fase edematosa que puede descubrirse al pasar la mano sobre la zona afecta, ya que se perciben bajo la piel nódulos.
En un segundo estadío, se produce la fase «piel de naranja» que puede causar dolor y se caracteriza porque al pellizcar la piel se visualizan los nódulos.
En un tercer momento se produce la fase esclerótica, dónde la celulitis se percibe a simple vista mostrando la piel un aspecto acolchado con pequeños bultos y depresiones.
El estilo de vida cumple un rol fundamental en la prevención y control de la celulitis, ya que con los alimentos y el ejercicio físico regular pueden aliviarse molestias y mejorar la circulación sanguínea.
Respecto a la dieta, lo ideal para prevenir y frenar el desarrollo de la celulitis es llevar una alimentación antioxidante, depurativa y mantener una adecuada hidratación.
Es decir, lo recomendable es ingerir a diario frutas y verduras, ricas en vitaminas y minerales. Al mismo tiempo, es aconsejable beber abundante cantidad de líquidos, sobre todo agua, que favorezca la elimimación de toxinas e hidrate adecuadamente el organismo.
Por otro lado, es fundamental consumir alimentos ricos en antioxidantes tales como aceites vegetales sin someter a cocción, frutas secas, frutas frescas en general y verduras de diversos tipo y color.
Junto a los consejos dietéticos deben incorporarse algunos hábitos tales como realizar actividad física en forma regular para mejorar la circulación sanguínea, evitar prendas ajustadas que alterar dicha irrigación, así como zapatos de tacones altos.
También es importante no fumar, no beber alcohol ni café en exceso y evitar el estrés, ya que un descanso diario y la relajación son componentes que reducirán la producción de toxinas en el cuerpo.
Asimismo, se ha comprobado que una dieta excesiva en sal o grasas favorece el desarrollo de la celulitis, por lo que, como siempre decims, es aconsejable que la alimentación sea variada y equilibrada.
Entonces, para prevenir la celulitis y tantas otras enfermedades, lo ideal es llevar un estilo de vida conformado por hábitos saludables que en conjunción, mejorarán nuestra calidad de vida.
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