El tabaquismo en la actualidad se ha convertido en un gran problema de salud pública, tal es así que por un lado las tabacaleras y por otro los gobiernos, protagonizan una lucha constante.
Las medidas tomadas hasta el momento como prohibir fumar en espacios públicos y/o ambientes cerrados, ha sido de gran ayuda para controlar el mal hábito, pero al mismo tiempo, las tabacaleras presentan su batalla.
El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT) asegura que los cigarrillos de hoy tienen menos tabaco y más sustancias adictivas.
Con casi la mitad de tabaco auténtico que los que se fumaban hace más de 40 años, en la actualidad, los cigarrillos contienen entre 400 y 600 sustancias que los fabricantes colocan para «enganchar aún más a los consumidores».
Si los cigarrillos no tuvieran estos adicionados químicos, hoy en día no resultaría tan complicado dejar de fumar.
Además, muchas de estas sustancias agregadas no son tan nocivas si se consideran de forma aislada, pero en forma conjunta en un cigarrillo, potencian la adicción que estos generan y el placer que producen en el organismo. Por ello, los fumadores no consiguen dejar el hábito fácilmente y quienes prueban por primera vez un cigarrillo se enganchan más rápidamente que antes.
Realmente es un tema delicado que el gobierno debería regular, ya que en muchos países no se controla el empleo de aditivos en el tabaco y los fabricantes así, pueden incluir todo aquello que su imaginación les genere.
Por detrás de todo esto existe un gran negocio al cual no le importa nada la salud del organismo humano que consume su producto. ¿Alarmante verdad?
Fuente: abc.es
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