Cuando se culmina un plan de pérdida de peso porque ya se ha alcanzado un descenso satisfactorio, comienza una de las etapas más difíciles de un plan alimentario: el mantenimiento.
El mantenimiento es uno de los más temidos pasos de una plan alimentario, pues representa la prueba de que los hábitos han sido modificados o bien, que sólo hemos hecho lo que nos han dicho sin haber cambiado el estilo de vida.
Desde los alimentario se realiza un plan de mantenimiento, pero además, un reciente estudio ha comprobado que si éste plan no es acompañado por actividad física, es mucho más probable que el peso perdido se recupere.
Cuando un paciente recibe el alta de su plan de pérdida de peso, inicia una segunda parte que representa un desafío aún mayor, pues la meta es nada menos que mantenerse.
Para poder cumplir con el objetivo de no recuperar el peso perdido, es fundamental no abandonar el ejercicio físico, pues aunque la dieta se cuide para mantener el peso, si se deja de realizar actividad física existen muchas probabilidades de volver a engordar.
Para que esto no suceda, lo único que debemos hacer es modificar nuestros hábitos a medida que perdemos peso y entender, que no sólo se trata de un período de tiempo, sino que se trata de cuidar nuestra salud y por lo tanto, esos hábitos deben constituir un estilo de vida.
Por otro lado, si pensamos en que el consumo calórico es mayor, es lógico que el gasto calórico debería igualar a la ingesta para poder lograr un equilibrio que mantenga el peso obtenido. De lo contrario, progresivamente el balance calórico positivo nos hará recobrar los kilos perdidos.
La dieta para adelgazar no puede verse aislada del ejercicio físico, ya que el mayor gasto calórico que este genera contribuye a una mejor y más fácil pérdida de peso.
Fuente: infobae.com
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