Los pacientes con problemas vasculares o hipertensión deben cuidar y controlar de por vida su presión arterial. No obstante, muchos de los controles médicos se limitan al cuidado del corazón y su funcionamiento, sin prestar atención a otros aspectos que pueden ser afectados por la presión arterial elevada.
Mientras que una enfermedad cerebral de origen vascular puede producir psicosis, depresión, ansiedad, demencia y pérdida de memoria, el deterioro cognitivo recibe poca atención entre los pacientes con hipertensión, obstrucciones o lesiones de los vasos sanguíneos.
El 60% de todas las demencias ocurren a causa de un problema vascular, por ello, es de fundamental importancia controlar la presión arterial para prevenir alteraciones cognitivas y anímicas, así como la pérdida de memoria.
Según el doctor Taragano, los cardiólogos suelen ocuparse del corazón y los riñones, pero se olvidan de otras alteraciones que se pueden detectar en una consulta con sólo aplicar un test de pocos minutos de duración.
La hipertensión va lesionando pequeños vasos sanguíneos en el cerebro, lo cual provoca la desmielinización que culmina desconectando los circuitos en los lóbulos frontales, encargados de regular las funciones como la memoria de trabajo, la planificación, el control de las conductas y otros.
Además, las causas más comunes de los problemas de memoria son la depresión anímica, el estrés y la ansiedad, justo los 3 factores que más dañan las arterias del organismo.
Por ello, es fundamental el control de la presión arterial, así como del funcionamiento cognitivo de las personas con hipertensión en cada consulta médica.
No obstante, las mejores armas para proteger las arterias y el cerebro se encuentran de la mano del ejercicio físico, ya que con sólo caminar 30 minutos diarios podemos obtener beneficios para la memoria, los huesos, la ansiedad y la salud cardiovascular, así como la circulación sanguínea y la presión arterial.
La hipertensión es una de las enfermedades crónicas más peligrosas de los últimos tiempos, ya que incrementa el riesgo de ataques cardíacos aún cuando no existen síntomas evidentes. Por lo tanto, su control médico y un estilo de vida saludable que permita mantener la enfermedad controlada, son los mejores recursos para evitar sus consecuencias.
Fuente: lanacion.com
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