Ante la decisión de consumir más lácteos muchas personas plantean el inconveniente de su desagrado por los lácteos descremados, sin embargo, esto que se presenta como un problema no lo es, ya que si bien cuando somos adultos no requerimos las grasas de los lácteos y por ende, se recomienda consumir las versiones parcial o totalmente descremadas, la diferencia no significará nada en nuestra dieta.
En cuanto a la leche, por ejemplo, la diferencia entre un vaso de leche parcialmente descremada y un vaso de leche entera serán 3 gramos de grasa lo cual equivale a 27 calorías y no son cantidades que puedan influir en la calidad de la dieta.
Por eso, no es necesario eliminar los lácteos si no me agradan las versiones bajas en grasas, sino que podemos consumir lácteos enteros aun cuando deseamos adelgazar sin que nada malo suceda.
Con el yogur, por ejemplo, las diferencias en el contenido graso son menores, aunque no sucede lo mismo con los quesos, por eso, si bien no es necesario consumir las versiones magras o light, optemos por los quesos más blandos, ya que los de pasta dura o de rallar son los que más grasas tienen debido a su mayor maduración.
Los lácteos pueden ofrecer muy buenos nutrientes al organismo, por eso, perjudicamos más la calidad de la dieta si dejamos de consumirlos que si los incluimos en su versión entera, sin descremar.
En BlogNutrición: Los argentinos toman menos leche que la que necesitan