Al momento de perder peso, muchos alimentos suelen mostrarse o percibirse como los enemigos o los malos de la película, tal como sucede con los postres, que pretendemos eliminarlos de la dieta cuando deseamos adelgazar.
Sin embargo, esta regla autoimpuesta para perder peso, constituye una regla innecesaria y sin fundamento. Aunque no es imprescindible comer postre, por comerlo no adelgazaremos menos o engordaremos, pero es importante controlar algunos aspectos para no descuidar el plan de adelgazamiento.
Al momento de comer un postre, podemos elegir las alternativas más saludables y menos calóricas, por ejemplo, frutas, aspic con gelatinas, gelatinas, postres de leche bajas calorías, ensalada de frutas, frutas en almibar, entre otras.
Aunque tambén podemos consumir un pequeño flan de huevos tratando de eliminar el dulce de leche o la crema para acompañarlo, y por qué no, podemos complementar el mayor aporte calórico de un plato como éste o un pastel, torta o helado, con el resto de los alimentos que componen la comida.
Por ejemplo, si cuando escojo el plato principal ya sé que voy a comer de postre y se trata de una torta de dulce de leche que tiene elevado aporte de grasas, azúcares y calorías, podemos escoger para comer una opción más liviana, con más fibra y menos grasas, por ejemplo, una tarta de verduras, un pollo grillado con ensalada de verdes u otra opción menos calórica y más saludable.
Asimismo será oportuno cortar una tajada pequeña de dicha torta y no repetir, de manera de controlar la cantidad a consumir y así, no obstaculizar la pérdida de peso.
Los postres no tienen por qué ser prohibidos, pero así como debemos priorizar la calidad de los mismos, es importante moderar el consumo de aquellos ricos en calorías derivadas de azúcares y grasas.
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