Antiguamente, la mayor parte de la población se dedicaba a realizar tareas activas como arar, cavar zanjas o barrer, pero ahora, el teléfono, el mousse y la computadora han reemplazado muchos trabajos que antes requerían un esfuerzo físico.
Un grupo de investigadores ha llegado a la conclusión que los trabajos de oficina influyen en el incremento de peso de la población y por ende, son un factor que predispone al desarrollo de obesidad.
Desde que el lugar de trabajo se ha convertido en nuestro segundo hogar, la gente ha cambiado su sana alimentación por la comida rápida y a pasado de moverse a no hacer más que un movimiento de cabeza y dedo, es decir, la sociedad se ha vuelto más sedentaria.
El gran problema de todo ésto es que ni los empleados ni los empleadores consideran las grandes consecuencias que éste estilo de vida tienen sobre su salud y muestra clara de eso es que en Irlanda, el 31% de los trabajadores de oficina no realiza actividad física, así como el 50% de los griegos y croatas o el 61% de los franceses.
Es decir, la culpa en realidad, no es de la creciente tecnología y el mayor número de trabajos de oficina, sino de cada uno de nosotros que no hace nada para revertir la situación y combatir el gran sedentarismo al que nos empuja éste tipo de actividades.
Si bien es muy difícil conservar un estilo de vida sano cuando pasamos más de 8 horas sentados a una computadora, considero que no es imposible, siempre deberíamos reservar aunque sea 30 minutos para ejercitarnos y otros 30 minutos para comer fuera del trabajo, liberados del estrés de la oficina.
Además, sería bueno que después de éste estudio, los empleadores reconsideren su trato para con los empleados y conserven la productividad de los mismos que beneficia a la empresa, brindando accesos hacia una jornada laboral más activa y saludable.
Fuente: diet-blog.com
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