Todos sabemos que las frituras no son sanas, pero muchos imaginamos que las papas fritas de copetín o snack, que se compran embolsadas, tienen un menor porcentaje de grasa que aquellas que acompañan una hamburguesa en lugares de comida rápida.
Un estudio de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), evaluó el tipo y la cantidad de grasa que llevan 49 productos elaborados, entre ellos, las patatas fritas.
Los resultados son desalentadores, ya que se observó que el 52% de ellos contienen grasas poco saludables y sólo el 20% informa en su etiquetado que tipo de grasa contiene.
Además, se comprobó que el 24% de los productos de bollería y aperitivos son grasa, cantidad que representa el 34% en el caso de las papas fritas de bolsa.
La OCU reclama por una legislación que se actualice y deje de ser permisiva en cuanto al tipo de grasa comestible. Asimismo, exigen la obligatoriedad de declarar en la etiqueta las grasas incluidas en cada producto alimentario.
En la actualidad los fabricantes pueden mencionar que utilizan «aceites vegetales«, sin embargo, no todos los aceites son saludables y pueden provocar efectos distintos sobre la salud de nuestro organismo, entonces la leyenda de «aceite vegetal» confunde y engaña a los consumidores.
En el caso de las galletas, se ha encontrado hasta un 94% de grasas saturadas en su composición, grasas que ocasionan un incremento del colesterol LDL o malo en nuestro organismo y favorecen el desarrollo de aterosclerosis y demás enfermedades cardiovasculares.
Todo esto debe ser cuidadosamente tomado por nosotros los consumidores y deberíamos exigir, junto a la OCU, la declaración exacta de los ingredientes contenidos en productos alimentarios. Asimismo, deberíamos aprender a leer las etiquetas y conocer los significados de cada sustancia sobre la salud.
Fuente: abc.es
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