En varias ocasiones hemos mencionado la importancia de alimentarnos al menos 5 veces al día, siendo los principales momentos: le desayuno, la comida y la cena, y además, complementando con las colaciones, en la media mañana y la merienda. Sin embargo, esto no es lo único que debe considerarse, también es importante el tipo de alimento que se consume en cada una y las cantidades. Hoy vamos a hablar sobre dos de ellas, el desayuno y la cena y de como ambas son muy diferentes.
Si hablamos en términos energéticos el desayuno es mucho más importante que la cena, ya que este nos prepara para el comienzo del día. Las calorías que consumimos durante el desayuno son las que quemaremos durante la mañana y nos mantendrán en pie por el resto del día. Exactamente lo contrario sucede con la cena, ya que, después de consumirla viene un período de baja actividad en donde el organismo casi no consume calorías. Por causa de esto se recomienda siempre desayunar bien y cenar con cuidado cuando lo que se busca es perder peso.
Si desayunamos escasamente al poco tiempo volveremos a sentir hambre, lo cual nos llevará a consumir más tarde mayores cantidades, por tanto corremos el riesgo de cometer un exceso calórico. Por otro lado, si por la noche comemos demasiado los nutrientes que sobran terminarán por convertirse en grasas. La cena es por o general uno de los momentos del día en que más nos pasamos en cuanto a calorías, ya que es la última comida del día y solemos consumirla sin prisa y muy hambrientos debido a la larga jornada. Debido a esto deberíamos tener más cuidado con la cantidad de alimentos que consumimos.
Por otro lado, tampoco deberíamos caer en el error de suprimir por completo la cena, ya que con esto lo único que lograríamos es desbalancear la dieta. Por tanto, es importante recordar el famoso dicho que dice que se debe desayunar como un rey y cenar como un mendigo. Ambas comidas son claves para mantener nuestro peso y llevar una vida más saludable. ¡No las descuides!