Habitualmente sucede que después de meses de adelgazamiento continuo y regular, nuestra dieta parece no funcionar y nuestro cuerpo parece no responder como lo hacía anteriormente. Estamos en una meseta de nuestra pérdida de peso, un proceso muy común en los planes de adelgazamiento que puede solucionarse fácilmente con sólo efectuar pequeños cambios y reveer las conductas que guiaron nuestra dieta hasta el momento.
Lo primero que debemos hacer es no desesperarnos, pues ésto puede conducir a un atracón de comida o a decisiones poco sabias y efectivas como ayunar por 24 horas.
La solución siempre está al alcance de nuestra mano y es que si hay balance negativo de calorías, nuestro cuerpo debe continuar perdiendo peso, por lo tanto, sólo debemos encontrar las causas de la meseta y/o realizar sencillas modificaciones a las que nuestro organismo no está acostumbrado.
- No bajar los brazos: lo peor que puedes hacer en este momento de estancamiento es abandonar y tirar por la ventana todo lo que has logrado. Por eso, más que nunca necesitas fortalecer tus hábitos alimentarios, cuidar la alimentación y no dejar de realizar actividad física.
- Registros: para comprobar que la causa de la meseta sólo es un pequeño tropezón que cometimos sin darnos cuenta, lo ideal es registrar con fecha, horario y lugar, todo lo que comemos, así como el ejercicio que realizamos. Habitualmente después de cierto tiempo de pérdida de peso, nos relajamos y comenzamos a cometer pequeñas «transgresiones», por ejemplo, picoteamos, reducimos la actividad física, entre otros que pueden obstaculizar el balance calórico negativo y así, frenar el descenso de peso.
- Recordar: para hacer un refresco de las pautas que guían tu pérdida de peso, es importante que recuerdes la importancia de comer al menos 4 veces al día, no abusar de las porciones de alimentos a consumir, ejercitarse y moverse a diario, hidratarse adecuadamente, dormir lo suficiente.
- Variedad: aquí vienen los sencillos cambios que pueden fomentar el avance de tu dieta para salir de la meseta y continuar perdiendo peso. Se trata de incluir más frutas y verduras en tu dieta, de realizar preparaciones distintas para llevar a tu mesa, probar nuevos alimentos, así como modificar tu rutina de ejercicios. Puedes incrementar la duración de la actividad que realizas o cambiar el tipo de clases o entrenamiento que actualmente efectúas.
Estos sencillos consejos puede contribuir grandemente a continuar perdiendo peso, no obstante, siempre es esencial que no abandones todo y que escuches a tu profesional, ya que sólo él sabrá como redirigir tu plan para que tu descenso de peso prospere junto a tu mejor salud y calidad de vida.
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