En la sociedad que vivimos acelerado, no podemos parar para comer, ni una media hora podemos tomar para una comida tranquila, placentera y poniendo atención a ello.Comer en el despacho, mirando la televisión o rápidamente no beneficia al cuerpo, ni a la mente, ni al espíritu. Solo provoca malestar y que todo lo que ingieras, te caiga mal.
Una vez que empiezas a comer, la sensación de saciedad (el aumento del azúcar en sangre) tarda unos 20-30 minutos en llegarte. Si comes muy rápido, comerás más hasta obtener tu sensación de saciedad, y luego te sentirás atiborrado.
Tómate tu tiempo, prepara tu comida, coloca un mantel, los cubiertos, ubícate en un lugar bello para disfrutar el momento. Mastica: el masticar, trituramos los alimentos con el propósito de facilitar la digestión. Además, en la boca se realiza una digestión de los hidratos de carbono gracias a la enzima amilasa o tialina, que se encuentra en nuestra saliva. El ensalivar bien la comida, mejora nuestra digestión, evita fermentaciones producidas por alimentos mal digeridos, elimina gases…
Comer de manera consciente; no leer, no mirar televisión, no mirar el ordenador, no realices otras actividades mientras comes. Al no poner nuestra atención y consciencia en el acto de comer, tendemos a repetir la acción, sin saber cuanto hemos comido, picoteando de un plato, de la fuente, sin saber cantidades ni tamaños. Es muy importante que cuando comas, comas y solo comas.
Siempre queremos degustar los alimentos, saciarnos de sabores, colores, texturas y aromas, comiendo rápido perdemos todo esto y además, lo hacemos inconsciente. Pongamos más consciencia en nuestro acto, vivamos más sanamente, no te dejes arrastras por el mundo acelerado.
El cambiar los hábitos alimenticios, te puede ayudar a adelgazar, a reencontrar el equilibrio y la armonía. Te mereces tomarte tu tiempo para comer, ¡inténtalo!