La obesidad era considerada hasta el momento, una enfermedad multifactorial con incidencia, sobre todo, a nivel metabólico, no obstante, sus consecuencias van más allá y muchas de ellas pueden deberse a su vínculo con el sistema inmune.
La revista Nature publicó los resultados de 4 investigaciones en las cuales se demuestra que las células T, reguladoras de otras células inmune, se encuentran en menor cantidad en el tejido adiposo de individuos obesos.
En personas con peso normal, su tejido adiposo posee células T en gran cantidad y poca proporción de macrófagos inflamatorios, mientras que en personas obesas sucede lo contrario.
La ausencia de células T quita la protección ante la diabetes tipo 2 y la resistencia a la insulina, por ende, ésta consecuencia de la obesidad podría estar vinculada a su influencia en el sistema inmune.
Los investigadores creen que la inflamación ocasionada por los macrófagos produce resistencia a la insulina, pero las células T presentes en el tejido adiposo de un individuo con peso normal, protege evitando la diabetes tipo 2, mientras que los obesos se quedan sin protección alguna.
Ésta diferencia en la composición del tejido adiposo es lo que lleva a los investigadores a pensar en la obesidad no sólo como una enfermedad metabólica, sino también, vinculada al sistema de defensas del organismo.
Si bien son necesarios más estudios, se abre aquí un nuevo camino para el tratamiento de la obesidad. Asimismo, sería oportuno conocer el impacto de la obesidad ante otras enfermedades, ya que un sistema inmune afectado puede aumentar el riesgo de sufrir muchas patologías.
Fuente: infoabe.com
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