Aquellas personas que se caracterizan por tener un desorden en su alimentación de manera tal que no sienten hambre durante las primeras 8 horas del día, pero sí consumen la mayor parte de las calorías por la noche, mientras todos deberíamos dormir y descansar, son quienes padecen el síndrome del comedor nocturno.
Quienes resultan afectados por este trastorno de la conducta alimentaria manifiestan con preocupación que el momento del día en que sienten que pierden el control por la comida es durante la noche, aunque en ellos no suelen existir atracones recurrentes ni conductas compensatorias, tales como los síntomas que aparecen en la bulimia.
Por el contrario, quienes padecen el síndrome del comedor nocturno no sienten apetito durante la mañana, e incluso permanecen inapetentes durante la primera mitad del día, pero su consumo de alimentos se incrementa al llegar a la noche y cuando todos dormimos, ellos no pueden hacerlo, ya que sienten hambre y se levantan variadas veces en busca de pequeños tentempiés para calmar su apetito.
Se trata de una trastorno alimentario porque en él se presenta una desincronización de los patrones de ingesta de alimentos.
Debido a que comer por la noche genera un mayor esfuerzo para el cuerpo para que éste puede digerir y metabolizar lo que está recibiendo, se perturba el sueño y así, se hacen cada vez más habituales los despertares nocturnos. Se termina formando un círculo vicioso del cual se hace difícil salir.
Por otro lado, los afectados por el síndrome del comedor nocturno tienen mayor riesgo de sufrir obesidad, ya que duermen mal, lo cual se ha demostrado constituye un factor de riesgo del aumento de peso, y porque, además, suman calorías durante la noche que pueden incrementar significativamente el aporte energético del día.
La única forma de comprobar la presencia del trastorno es mediante la información que el mismo afectado puede brindar, por medio de un registro diario de alimentos, en el cual se debe anotar todo, con cantidades, horario y lugar, acerca de lo que hemos comido.
De esta forma, se comprueba el mayor consumo de calorías por la noche y para su tratamiento se requiere, como en todo trastorno de la conducta alimentaria, un abordaje interdisciplinario, con terapia nutricional y psicológica, fundamentalmente.
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