Con la agitada vida actual y el estrés constante que viven los padres trabajadores, es frecuente que al momento de la comida se improvise mediante un llamado al delivery o la compra de alimentos listos para consumir.
Además, las jornadas laborales imposibilitan compartir la mesa familiar y comer a horarios más o menos regulares. Así, se pasan largas horas sin comer, se almuerza y cena a cualquier horario y cada uno de los miembros del hogar culmina comiendo por separado.
Un estudio de especialistas europeos, asegura que los malos hábitos alimentarios en la infancia que impiden llevan una dieta equilibrada, incrementan el riesgo de sufrir trastornos de la conducta alimentaria posteriormente en la vida de los niños.
Los investigadores analizaron los hábitos infantiles de 1664 personas mayores de 16 años y detectaron que el 53% de los evaluados padecían anorexia, bulimia u otros trastornos alimenticios.
Por lo tanto, los padres deberían controlar más la alimentación de sus niños para favorecer la adquisición de hábitos saludables. Asimismo, se aconseja no premiar a lo niños con alimentos ni prohibirlos, ya que este tipo de «chantajes» son los que más se asocian con el desarrollo de trastornos de la conducta alimentaria, porque impiden a los pequeños el correcto autocontrol de la comida.
Por otro lado, la obsesión de los padres por el cuerpo y el peso de los niños también influye de manera significativa en los futuros trastornos alimenticios.
No desayunar es otro de los hábitos que frecuentemente se visualizan entre los niños y que puede favorecer la aparición de trastornos asociados a la comida.
Entonces, bajo el rol de padres debemos fomentar una dieta variada y equilibrada, es decir, que limite aquellos alimentos ricos en grasas y azúcares a ocasiones especiales y que incluya todo tipo de alimentos en cantidades adecuadas.
Fuente: infobae.com
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