Una niñez adversa aumenta el riesgo de alcoholismo

El alcoholismo es una adicción cada vez más frecuente a menor edad que puede ocasionar grandes daños, tanto en la salud física como mental.

Mucho se ha estudiado acerca de la influencia de las vivencias de la infancia en el posterior desarrollo de enfermedades, adicciones y otro tipo de conductas.

Al respecto se sabe que tener una infancia rodeada de adversidades y conflictos incrementa el riesgo de padecer bulimia y otros trastornos de la conducta alimentaria, así como también, aumenta las probabilidades de desarrollar conductas violentas en el futuro.

Un nuevo estudio realizado en EEUU evaluó a bebedores con edades de entre los 18 y 39 años a los cuáles se interrogó el motivo para iniciarse en el hábito de beber.

Las respuestas más frecuentes fueron «para olvidar problemas» o «porque me producía placer».

Se consideraron experiencias adversas realcionadas con el niños en 4 categorías: el abandono emocional, abandono físico, abandono psicológico y abuso físico y sexual.

Asimismo, las categorías relacionadas con el ambiente del hogar fueron 4: el niño fue testigo del abuso de drogas, enfermedad mental, violencia contra la madre y separación o divorcio.

Entre los bebedores encuestados se encontró que el 41.3% había vivido la separación o divorcio de los padres, el 28.7% de ellos convivía con un bebedor, el 24.8% convivía con un enfermo mental y el 19% había sufrido abuso sexual.

Es decir, se puede ver claramente que la inmensa mayoría de los bebedores experimentaron una infancia llena de adversidades. Además, los bebedores cuya niñez fue conflictiva expresan que «beben para olvidar sus problemas».

Por otro lado, las viviencias conflictivas en la infancia adelantaron el inicio del hábito de beber a los 14 años de edad, ya que la edad promedio de inicio en el resto de los bebedores sin infancia adversa, fue de 21 años.

Una vez más, todo aquello que un niño vive en sus primeros años de vida influye notablemente en su vida futura y marca su destino. En este caso, una infancia conflictiva determina un mayor riesgo de alcoholismo en el futuro.

Por lo tanto, sólo queda para culminar con este círculo vicioso, tomar conciencia de lo malo que puede resultar beber alcohol en abundancia, no sólo para el actual bebedor, sino para el niño que lo vive y que en un futuro corre el riesgo de seguir el mismo camino.

Fuente: saludlandia.com
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