Higado Graso: factor de riesgo cardiometabólico

El Hígado Graso es una afección que ya se ha duplicado en los EEUU como consecuencia del aumento de las cifras de obesidad. Se caracteriza por una acumulación de grasa en dicho órgano y sus síntomas suelen ser poco notables, aunque puede presentarse fatiga, pérdida de peso y debilidad.

La inflamación del hígado a causa del hígado graso por causa no alcohólica, afecta al 20% de la población, con una mayor incidencia en países con altas tasas de obesidad.

Si dicha afección no recibe un tratamiento adecuado puede desencadenar una estatohepatitis no alcohólica o cirrosis, y éstas, generar cáncer hepático.

Una serie de estudios afirman que el hígado graso, encontrado entre el 84% y el 96% de los obesos, debe considerarse un factor más dentro de los que caracterizan al síndrome metabólico.

Una investigación de científicos franceses e italianos sugiere que las formas más graves de esta condición se relacionan con una mayor resistencia a la insulina y con un mayor espesor de las paredes de las arterias carótidas, que en ambos casos son factores de riesgo cardiovascular.

Otro estudio norteamericano de gran magnitud mostró que las personas con hígado graso tenían una tasa de mortalidad más elevada que el común de la población cuya principal causa de muerte eran las enfermedades cardiovasculares.

Al parecer, el hígado graso va de la mano con otras condiciones que ya se incluyen dentro del síndrome metabólico, como son la hipertensión, resistencia a la insulina, obesidad abdominal, colesterol LDL elevado en sangre y HDL disminuido.

Sin embargo, el hígado graso resulta difícil de evaluar, ya que para diagnosticarlo se deben descartar otras afecciones hepáticas y, el síndrome metabólico fue creado para ayudar a los profesionales de la salud a identificar fácilmente a personas con riesgo de enfermedades cardiometabólicas.

No obstante, esta afección hepática debe considerarse y tratarse a tiempo mediante pequeños cambios en el estilo de vida similares a los necesarios para enfrentar un síndrome metabólico.

Entre las medidas a tomar se encuentran comer menos calorías y grasas, bajar de peso, realizar actividad física, incrementar el consumo de fibra a través de una mayor ingesta de frutas y verduras, entre otras.

Fuente: lanacion.com

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *