En la semana estuvimos hablando un poco sobre los hidratos de carbono, ya vimos su importancia y que existen dos tipos. Por un lado tenemos los simples y por otro los complejos, ayer vimos cuáles eran los simples y para qué servían, ahora vamos a centrarnos en los complejos. ¡Presta mucha atención!
Como ya vimos, las calorías diarias que consumimos deben provenir en un 60% de los hidratos de carbono (un 30% de grasas y un 10% de proteínas). Aunque, es igual de importante que tengamos en cuenta cuáles son los que consumimos. Debes saber que los hidratos de carbono simples son menos aconsejables, ya que, como vimos en al nota anterior, se digieren y absorben rápidamente por parte de nuestro organismo y aumentan rápidamente los niveles de glucosa en sangre.
Lo mejor es consumir hidratos de carbono complejos, que son de absorción lenta y nuestro organismo los aprovecha mucho más. Al ser digeridos de forma mucho más lenta los mismos aportan una mayor sensación de saciedad, lo cual ayuda a reducir el apetito y mantener los niveles de azúcar en sangre constantes. Si te interesa saber exactamente en dónde encontrar estos te contamos que los mismos se encuentran en los siguientes alimentos:
– Cereales integrales.
– Arroz integral.
– Legumbres: como los garbanzos.
– Hortalizas.
– Frutas: como las fresas, cerezas o frutos rojos.
– Pan integral.
Te animamos a incluirlos en tu dieta diaria, verás como cambian tu calidad de vida y te ayudan a mantenerte en forma.