Las algas marinas protagonizan la dieta oriental y aunque no son habituales en nuestra alimentación, ni se consumen por sí solas, cada vez resultan de mayor interés para la sociedad científica por sus valiosas propiedades nutricionales.
Al parecer, y según lo que muestran estudios recientes, las algas marinas son buenas para el corazón, porque mejoran la disponibilidad de nutrientes, el metabolismo lipídico, el control de la presión arterial y la salud cardiovascular toda.
Sin embargo, su uso indebido, sobre todo si se toman con frecuencia, puede resultar perjudicial.
Las algas son parte de muchos alimentos y suplementos dietarios, porque son ricas en fibra, tienen una elevada concentración de vitaminas y minerales, así como también, fitoquímicos y fitoesteroles antioxidantes.
Incluso, poseen algunos ácidos grasos poliinsaturados, son ricas en agua y casi no aportan calorías.
Por estas características, las algas pueden reducir los niveles de triglicéridos y la agregación plaquetaria, así como favorecer la respuesta del sistema inmune, todo lo cual mejora la salud cardiovascular.
Sin embargo, el uso de algas como complemento dietético puede no ser favorable, sino todo lo contrario, dada la concentración de sus componentes.
Las personas que consumen algas con elevada frecuencia y dosis, pueden desarrollar problemas de tiroides dada su alta cantidad de yodo.
Se espera que de las algas, se puedan extraer algunas propiedades positivas para generar nuevos productos que, en cantidades adecuadas, protejan al corazón.
Fuente: consumer.es
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