En invierno, cuando las bajas temperaturas no permiten tomar sol, muchos son los individuos que desean lucir un color moreno en su piel y por ende, recurren a las camas solares.
Sin embargo, las camas solares pueden ser mucho más peligrosas que tomar sol en verano, ya que la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer, confirma en un informe que las camas solares no son «probablemente carcinogénicas» sino que son carcinogénicas en humanos.
El informe coloca a las camas solares en la categoría de sustancias y productos con mayor efecto cancerígeno, entre las que figuran además, el tabaco, el benceno y los asbestos.
Después de analizar más de 20 estudios epidemiológicos, se ha comprobado que el riesgo de melanoma cutáneo se eleva en un 75% cuando el uso de camas y lámparas solares comienza antes de los 30 años de edad.
También se observó un riesgo mayor de melanoma ocular asociado al uso de éstos aparatos de bronceado.
Todos estos hallazgos hace imperante que recordemos las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de evitar las lámparas y camas solares y protegerse de la sobreexposición al sol.
Hasta el momento, en la ciudad de Buenos Aires y La Plata, el uso de camas solares esta prohibido en menores de 18 años, pero ahora, se recomienda evitar el uso de éstos aparatos a cualquier edad.
En definitiva, prohibir su uso es imposible, pero debemos tomar conciencia del peligro que el uso de camas solares significa y por ende, utilizarlas racionalmente o evitarlas siempre que sea posible.
Fuente: lanacion.com