La lactancia materna es un factor crucial para la salud del niño tanto en el presente como en el futuro, ya que no sólo aporta los nutrientes necesarios sino que además, puede favorecer la regulación del apetito y prevenir la obesidad cuando el niño crezca.
Un reciente estudio sugiere que los bebés que se alimentan con mamadera consumen más calorías después que aquellos que toman el pecho, al parecer, porque tiene menos efectividad el mecanismo de regulación del apetito.
Ésta podría ser la razón por la cual muchos estudios anteriores vinculan la lactancia materna con un menos riesgo de obesidad infantil, aunque todavía no se han confirmado los mecanismos, pero todos sabemos que la alimentación de los primeros años de vida determina grandemente la salud futura del individuo.
Una buena manera de entender esto podría ser que el bebé cuando toma el pecho autoregula su consumo de leche, en cambio, cuando se trata de la mamadera, quien determina cuánto debe consumir es el médico junto a la madre, lo cual puede interferir en la capacidad de los bebés de regular la ingesta de calorías según lo que el organismo necesita.
Además, son muchos los padres que insisten en que se acabe la mamadera antes de despegarla de la boca de su hijo, cuando en realidad, es importante prestar atención a las señales de los pequeños y respetar cuando ya no quieran seguir tomando su leche, pues ellos sí poseen intacta la capacidad de regular la ingesta.
Siempre que sea posible, por esta y muchas razones más, será conveniente amamantar al bebé naturalmente y dejar las fórmulas infantiles y la lactancia artificial para más adelante en la vida de los niños.
Fuente: diet-blog.com