Aunque experimentemos una vitalidad nunca vista y una energía incomparable que nunca querríamos dejar de sentir, las bebidas energizantes pueden representar un verdadero peligro para la salud.
El júbilo, bienestar y euforia que experimentan quienes consumen bebidas energizantes es producto de un estímulo al sistema nervioso central que brinda vitalidad mientras quita el sueño y este efecto difiere mucho de la energía normal, pudiendo producir alteraciones como taquicardia, ansiedad, desesperación, sed y provocar daños de mayor severidad.
Debido a su contenido de taurina y cafeína, las bebidas energizantes generan tales efectos que atraen a los consumidores, sin saber que los daños al organismo pueden ser realmente severos.
El 60% de los jóvenes de entre 16 y 30 años de edad son quienes ingieren estos productos que en ocasiones combinan con alcohol para potenciar dichos efectos, lo cual puede ser más peligroso aún, necesitando en algunos casos, tratamiento e internación médica.
Éstas bebidas estimulan al sistema nervioso más de lo normal y en el caso de los estudiantes, quienes consumen bebidas energizantes para pasar largas horas despiertos, sobreexigen al organismo puediendo desembocar en enfermedades más graves.
Éstas bebidas suelen quitar el apetito y por eso son un arma para quienes padecen trastornos alimenticios, aunque también, contienen gran cantidad de calorías y pueden influir en el desarrollo de obesidad.
Consumir bebidas energizantes y peor aún si se mezclan con alcohol, puede significar alteraciones cardíacas, gastrointestinales, vómitos, hipertensión, y hasta daño renal severo si se ingieren de manera crónica.
Por eso, es necesario tomar estas bebidas con mucha precaución, sin mezclarlas con otros estimulantes como el alcohol y además, haciendo un consumo razonable, moderado y esporádico de las mismas, ya que aunque no lo imaginemos ni lo percibamos rápidamente, pueden resultar una verdadera amenaza para el organismo.
Fuente: eluniversal.com