La semana pasada habíamos comenzado a hablar sobre la natación, vimos que se trata de un deporte muy completo y sumamente recomendable en algunos casos. Aunque, como también mencionamos, supone algunos riesgos en algunos casos, sobre esto vamos a hablar en esta nota. Ya mencionamos sus beneficios, ahora nos centramos en los riesgos, ¡esperamos te sea de gran utilidad!
Debemos tener en cuenta que la natación, como cualquier tipo de ejercicio físico, implica una serie de riesgos. Muchos pueden eliminarse y otros solamente reducirse. Puede darse por ejemplo el riesgo de una lesión nueva, ya que en la natación debemos tener mucho cuidado con la técnica. Nadar es mucho más que echarse al agua y desplazarse, requiere de movimientos continuos de brazos (requiriendo mucha movilidad de hombros), espalda y piernas. Si la técnica no es buena o si se realiza más esfuerzo del necesario, la lesión puede irse generando poco a poco.
Otro de los riesgos es de empeorar una lesión, por lo general es una actividad que se recomienda para personas con problema de espalda, pero no hay que olvidar que, dependiendo del problema que sea (cifosis, escoliosis, ciática, hernia discal…) habrá unos ejericicios que vengan bien y otros que pueden ser contrarpoducentes. Por último, están los riesgos “acuáticos”, hay quienes le tienen miedo y no disfrutan de la actividad. Hay otros que tienden a sufrir resfriados o pasar frío en el agua, aunque la piscina esté climatizada. Otros riesgos son las medidas de higiene, muy necesarias al utilizar piscinas donde acude gran número de personas.
Esto era lo que teníamos para compartir hoy, ¡esperamos que esta información te sea de gran utilidad, ¡suerte!