Si somos deportistas asiduos o nos gusta entrenar seguramente en algún momento nos haya sucedido que nos lesionamos. Por lo general en estos casos surge la gran duda de si debemos aplicar calor o frío en la lesión. Hoy justamente queremos hablar sobre esto, vamos a contarte específicamente cuáles son las situaciones en las que aplicamos calor, de forma que no cometas errores y puedas cuidar mejor de tu salud.
El calor es una herramienta que nos ayuda a calmar calmar contracturas, dolores reumáticos y dolencias crónicas. Debemos tener en cuenta que es bastante normal que se produzcan lesiones en el ejercicio, las cuales pueden ser dadas por un golpe, una torcedura, un esguince, una contractura, e incluso una lesión muscular y/o articular se pueden producir cuando corremos o practicamos algún otro ejercicio físico.
Mucha veces después de la lesión se produce una hemorragia, la cual rápidamente se extiende hacia el interior de los tejidos, haciendo que la zona se inflame y sintamos dolor. Antes de aplicar calor a una zona debemos entender cómo funciona esto, debemos tener en cuenta que cuando calentamos una determinada zona de nuestro cuerpo tiende a originarse un incremento del flujo sanguíneo, aumentando la flexibilidad de los tejidos, por tanto, se produce una aceleración del metabolismo gracias al proceso de vasodilatación. El resultado es que la zona se relaja, lo cual es bueno para las articulaciones y los músculos.
Por tanto, lo mejor es aplicar color después de 48 horas de la lesión, o en casos de dolencias como la artrosis, artritis, dolor cervical y dolores reumáticos. También se aplica en casos de rigidez muscular, dolores de reuma y contracturas, pero siempre que hayan pasado como mínimo 48 horas después de la lesión. Esto era lo que teníamos para compartir hoy, esperamos que esta información te sea de gran utilidad, ¡suerte!