Hoy vamos a hablar sobre un movimiento que cada vez se hace más popular, se trata del Slow Food. El mismo nació en Italia hace varias décadas, de la mano de un hombre llamado Carlo Petrini. Este lo inició con el objetivo de protestar contra las instalaciones de comida rápida. La filosofía del movimiento es que se debe de disfrutar de la comida, cocinar tranquilo y comer sin prisas. El mismo suele representarse por medio de un caracol.
El Slow Food pretende recuperar las costumbres tradicionales en donde se dedicaba el tiempo necesario para cocinar y saborear los alimentos, con el objetivo de sacar el mayor provecho de estos. Los alimentos son uno de los placeres de la vida y nos perdemos de mucho si no nos preocupamos por saborear cada bocado.
Este movimiento rechaza los hábitos que disminuyen la calidad de vida y promueve un estilo de vida más relajado, a la vez que permite disfrutar del tiempo de ocio y de otras actividades relajantes.
Uno de los beneficios de acoplarse al Slow Food es que favorece la buena digestión, mediante la masticación de los alimentos. Algo sin duda muy beneficioso para nuestro organismo.
Por otro lado, reeduca el sentido del gusto, ayudando a disfrutar de los sabores suaves, se introducen en el menú alimentos de mayor calidad, aunque un poco más caros, todo ello para favorecer una comida tranquila y relajada, a la vez que se fomentan las relaciones sociales.
Junto con esto, el movimiento también aconseja llevar una dieta rica en frutas y verduras, olvidarse del reloj, dormir las horas necesarias, comer despacio, practicar ejercicio moderado, dedicar suficiente tiempo a preparar la comida y disfrutar de una buenas vacaciones. Hábitos muy acertados cuando lo que se busca es mantenerse saludable.
Sin duda es un movimiento muy beneficioso para nuestra salud y sería bueno que adoptáramos algunos de sus supuestos.
En BlogNutrición: Anuncio contra McDonalds muy polémico.