Las coles de brusela son un tipo de col que pertenece a la familia de las crucíferas. Las mismas aportan muchos beneficios a nuestro organismo, como la mayoría de los vegetales, poseen un buen aporte calórico, por causa de su alta presencia de hidratos de carbono y tiene una importante cantidad de nutrientes vitamínicos y minerales, como el potasio, magnesio y el yodo.
Sin embargo, uno de sus mayores atributos es la capacidad que tiene de impedir la aparición de tumores cancerosos, en especial en el aparato digestivo. Quienes incluyen estas coles en su dieta diaria son quienes presentan los índices más bajos de esta enfermedad.
Las coles poseen carotenoides, glucosinolatos y clorofila, los cuales son potentes antioxidantes que estimulan las enzimas del hígado e impiden la aparición de tumores en el colon, vejiga y estómago.
Por otro lado, son ricas en vitamina A y vitamina C, la primera favorece el estado de la piel, membranas del aparato respiratorio y huesos, y es imprescindibles para una buena visión, mientras que la segunda ayuda en la absorción del calcio del hierro y otros aminoacidos, y además, ayuda a la curación de heridas y a mantener fuertes las defensas.
Otro gran atributo que tienen es que ayudan a evitar la retención de líquidos y son muy adecuadas durante el embarazo por el ácido fólico que contienen.
Son altamente recomendadas a niños en etapas de crecimiento, personas mayores con descalcificación, estudiantes, personas con gota, artritis o con problemas nerviosos.
Sin embargo, están contraindicadas para las personas que tienen mala digestión o meteorismo.
Si no perteneces a ésta última categoría, entonces harás bien en incluirlas en tu dieta diaria. Tu organismo te lo agradecerá.
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