A todos nos sucede o nos ha sucedido en algún momento, ya que las vacaciones se acaban y debemos regresar a nuestro ámbito laboral, asumir responsabilidades y cumplir con ciertas obligaciones que por supuesto, generan estrés.
Este estrés de volver al trabajo tras las vacaciones es causante, muchas veces, de consecuencias físicas y psíquicas. Entre las primeras destaca el insomnio, la falta de apetito, la acidez y demás molestias gástricas, mientras que entre las segundas, se encuentra la depresión, irritabilidad, mal humor, desgano y la falta de atención y concentración.
Estas consecuencias propias del estrés pueden no sólo presentarse en el trabajo, sino también, trasladarse al ámbito privado donde pueden sumar dolores de cabeza.
Si bien esta re adaptación que todos necesitamos hacer para volver de las vacaciones y reinsertarnos en el trabajo varía mucho de una persona a otra, es un hecho normal que suceda dicho estrés y con éste, que se presenten sus consecuencias.
Aunque suele ser algo temporal que desaparece por si solo, muchas personas necesitan del asesoramiento de un médico o psicólogo para afrontar las consecuencias del estrés. Incluso, la acidez de estómago puede llegar para quedarse así como otras molestias orgánicas.
Por eso, siempre es mejor prevenir sin olvidar que en todo momento necesitamos un tiempo de descanso y relajación. Asimismo, podemos colaborar empezando a reinsertarnos de a poco y no cambiando todas las actividades bruscamente.
Además, ejercitarse y llevar una dieta equilibrada son de gran ayuda en estos casos.
Fuente: pro-salud.com.ar
En BlogNutrición: Síndrome post-vacacional: cuando volver al trabajo cuesta más de lo esperado