El arma tradicional de los padres para que sus niños bajen de peso es prohibir alimentos como golosinas, restringir la alimentación y poner ciertos límites respecto a ésta.
Sin embargo, un reciente estudio publicado en The Journal of Pediatrics asegura que este antiguo enfoque puede resultar contraproducente para controlar la obesidad en los niños, sobre todo, si éstos tienen problemas para controlar sus impulsos.
Los niños que participaron del estudio y no podían controlar sus impulsos tenían más riesgo de sobrepeso que aquellos que se autocontrolaban, pero además, si los padres eran restrictivos con la alimentación el riesgo era superior.
Los resultados del estudio respaldan la idea de que es mejor enseñar a los niños a regular y controlar su propia alimentación que ponerles normas estrictas, ya que ésto último no sería de utilidad para que los niños logren y mantengan un peso saludable.
Además, los padres deberían ofrecer en su casa opciones saludables para consumir y evitar la comida chatarra en el hogar.
Es decir, si nosotros prohibimos sus alimentos favoritos como pueden ser los helados, esos alimentos se vuelven más atractivos, y si el niño no sabe autoncontrolarse, lo comerá en mayor medida.
Por el contrario, si enseñamos al niño porqué debe evitar las golosinas y los helados a diario, será de mayor provecho para que éste cambie sus hábitos por otros más saludables y así, evite o disminuya el exceso de peso.
En definitiva, es útil enseñar a comer, pero no restringir ni imponer normas que prohiban alimentos.
Fuente: buenasalud.com
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