El aceite de oliva y los derivados del olivo, son un gran ingrediente que, incorporados a nuestros platos, llenan de beneficios nuestra salud.
Hasta el momento, se sabe que su aporte en ácidos grasos esenciales contribuye a mejorar notablemente la salud cardiovascular, pero un nuevo estudio ha mostrado bondades específicas al respecto.
Concretamente, el estudio evaluó los efectos del extracto de la hoja de oliva en 20 pares de gemelos monocigotas, con la finalidad de no afectar los resultados a causa de variaciones genéticas.
A la mitad de los evaluados se les proporcionó el extracto durante 8 semanas, mientras que al grupo restante se les asignó un placebo.
Una vez finalizada la intervención, los resultados muestran claramente que el grupo que recibió el extracto original de la hoja de oliva se benefició mediante la reducción significativa de los niveles de colesterol en sangre, así como, de sus valores de presión arterial.
Si consideramos la escasa relevancia que se le da a la hipertensión y la gran magnitud de población que resulta afectada por esta patología que constituye el principal factor de riesgo de eventos cardiovasculares, el hallazgo es de fundamental importancia.
Además, con la ayuda de la oliva, no sólo podemos beneficiar nuestro corazón y las arterias, sino también, el funcionamiento cerebral y todo nuestro organismo, debido a que su aporte en ácidos grasos insaturados y antioxidantes previene los efectos negativos de los radicales libres sobre las células cerebrales y los tejidos.
Entonces, es aconsejable que nuestro condimento y aderezo infaltable sea el aceite de oliva, olivas en sí mismas o extractos de éstas. De esta forma, no sólo nuestros platos serán beneficiados, sino también, nuestro paladar y salud.
Fuente: otramedicina.com
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