Hoy vamos a hablar sobre una hormona que si bien probablemente no conozcamos por nombre, estamos muy familiarizada con ella. Se trata del cortisol, la hormona del estrés. Nuestro cuerpo es muy complejo y tiene muchos sistemas de defensa contra los diferentes estímulos. En el caso del estrés, cuando lo sentimos, nuestro organismo reacciona segregando esta hormona, la cual hace que el cuerpo produzca energía par manejarlo.
El problema radica en que, si los niveles de esta hormona se mantienen muy altos durante meses o años, pueden llegar a producir daños en nuestro organismo. Lo que hacen es comprometer nuestro sistema inmunológico, la fertilidad y los huesos, incluso puede llegar a sufrirse pérdida de la memoria y diabetes de ciertos tipos.
Por otro lado, si bien esta hormona nos ayuda a liberar a nuestro cuerpo del estrés, en caso de que produzcamos mucha por mucho tiempo, puede hacer que se acumule grasa alrededor de los órganos, propiciando la condición de sobrepeso. La cantidad de grasa que se acumule estará determinada también por otros elementos, como son el estilo de vida, la edad, beber, fumar y la falta de ejercicio.
En el caso de las mujeres, las grasas se acumulan en el abdomen, las caderas, los muslos y la cintura; y en los hombres, casi siempre en el abdomen. Sin embargo, esto puede evitarse si llevamos un estilo de vida saludable, dormimos lo suficiente, hacemos ejercicio físico y practicamos la relajación. Estos elementos reducen los niveles de cortisol que nuestro cuerpo produce, ayudándonos a evitar los efectos secundarios.