Bajo la creencia de que las pastas engordan, así como el arroz o los derivados de la harina, los argentinos comemos poca cantidad de estos alimentos que resultan básicos y esenciales para el organismo.
Cuando intentamos perder peso, lo primero que reducimos es la cantidad de pan, pastas, arroz y harina que ingerimos, sin embargo, una mínima cantidad de estos debe estar presente a diario en nuestra dieta si queremos mantener sano al organismo y alimentar al cerebro como corresponde.
El cerebro se alimenta únicamente de glucosa, el producto derivado de los hidratos de carbono que poseen estos alimentos, por eso, si reducimos mucho su ingesta, no sólo no tendremos un buen rendimiento intelectual, sino que podemos afectar nuestro estado de ánimo y la salud de todo el organismo.
Si bien podemos escoger la versión integral de estos alimentos, debemos incluirlos a diario y sobre todo, en la dieta de los niños que asisten a la escuela.
La mayor parte de las calorías diarias deben ser provistas por hidratos de carbono, sobre todo, complejos como pastas, arroz, pan, harina, avena, galletas y demás, y una mínima cantidad de estos deben ser simples o de fácil absorción, es decir, azúcar y alimentos que lo contienen.
Además de ser necesarias para el cerebro, las pastas y cereales permiten un buen rendimiento físico, son económicos, fáciles de preparar y elaborar y muy sabrosos y versátiles para disfrutar a diario.
Tanto en ensaladas como en platos calientes o tibios, las pastas o el arroz, son fáciles de incorporar para que estén presentes cada día en nuestra dieta.
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