Los adolescentes no sólo pueden desencadenar trastornos alimentarios o emocionales a causa de su peso corporal o la percepción que tienen del mismo, sino que también, pueden tener una conducta sexual u otra según estas variables.
Un reciente estudio sobre casi 7200 estudiantes de secundaria estadounidenses hallo que las adolescentes sexualmente activas con bajo peso eran menos propensas a usar preservativos respecto a sus pares de peso normal. Asimismo sucedió con las adolescentes que se consideraban con sobrepeso (lo tuvieran o no) al compararlas con las que se percibían de peso normal.
Concretamente, se observo que las adolescentes con peso elevado o bajo tienen más riesgo de tener conductas sexuales peligrosas.
Aún no se conocen las causas exactas de esta vinculación, pero la mitad de las adolescentes dijo haber tenido relaciones sexuales y que su peso real no había influido, aunque si lo hicieron las percepciones acerca de su peso.
Las que consideraban que tenían sobrepeso tenían un 20% menos de probabilidades de decir que eran sexualmente activas, y al mismo tiempo, si ellas tenían relaciones, eran más propensas a haberlas tenido antes de los 13 años.
En el caso de las adolescentes con bajo peso real, eran 60% más propensas a no usar preservativo en las relaciones sexuales.
Según los investigadores, el peso o la percepción del mismo podría afectar por varios motivos la conducta sexual, entre ellos, la imagen corporal que al ser negativa aumenta la tasa de conductas sexuales de riesgo.
Esto demuestra cuanto puede influir en una persona la imagen corporal, el peso corporal y la presión social por lucir delgadas y bellas.
Fuente: buenasalud.com
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