Ésta premisa puede ser una verdadera ayuda para perder peso sin pasar hambre, ya que nos permite consumir elevada cantidad de alimento que no aporta notables calorías, por lo tanto, contribuye a lograr el balance calórico negativo necesario para adelgazar.
Cuando relacionamos volumen y calorías podemos hablar de densidad calórica, ya que la densidad calórica de una alimento constituye la cantidad de calorías por unidad de volumen.
Así por ejemplo, una planta de lechuga de 100 gramos no aporta ni 20 calorías, por ende, la densidad calórica es baja. En cambio, un rulo de manteca de 5 gramos aporta unas 45 calorías, entonces tiene una densidad calórica alta, mientras que si una alimento que pesa 100 gramos aporta 100 calorías, se dice que tiene densidad calórica neutra, ya que a «x» volumen igual cantidad de calorías.
Si en nuestra dieta diaria procuramos reducir la densidad calórica, podemos comer igual o más con menos calorías y así podremos adelgazar sin notarlo o sin pasar hambre.
Para reducir la densidad calórica, podemos recurrir a preparaciones ricas en agua, fibra, aire, o productos que lo contengan, por ejemplo, incorporar gelatina a budines, claras batidas a nieve, sopas, caldos, licuados, ensaladas de vegetales frescos, entre otros.
Recuerda, si logramos cumplir con la premisa de a más volumen menos calorías, podemos adelgazar de forma saludable sin pasar hambre.
En BlogNutrición: Las sopas: una gran ayuda para perder peso
En BlogNutrición: Consejos pro- saciedad para calmar más rápido el apetito
1 comentario