Las calificaciones que los niños obtienen en la escuela no es sólo fruto de su intelecto, sino también, de muchos otros factores ambientales que influyen en su grado de atención, de concentración y demás aspectos que hacen a un buen desempeño escolar.
Evidencias científicas recientes sugieren que hay dos factores que se vinculan y predicen un mal rendimiento en la escuela, ellos son: la obesidad y la somnolencia diurna.
Por un lado, las menores horas de sueño pueden producir alteraciones metabólicas y entre ellas, pueden favorecer el exceso de peso, pero por otro, la obesidad genera alteraciones respiratorias nocturnas que dificultan el descanso correcto.
Se sabe que los adolescentes que roncan 3 o más veces por semana tienen notas más bajas en lengua y matemáticas, lo cuan sugiere que la interrupción del sueño que provoca el ronquido interfiere en el aprendizaje.
Parece que la falta de sueño y la obesidad son dos factores fuertemente vinculados que condicionan el rendimiento en la escuela, por eso, no sólo es importante prestar atención al peso de los niños, sino a las horas que duermen, ya que éstas, pueden causar sobrepeso en el tiempo y alterar las notas obtenidas en la escuela.
Es necesario que los adolescentes duerman al menos 8 horas al día y para ello, se requiere de una minuciosa organización familiar que permita cumplir con el buen descanso nocturno y con las demás actividades escolares y extracurriculares a lo largo del día.
Una falta de sueño permanente puede generar graves problemas de salud, ya que afecta nuestro metabolismo así como nuestro proceso educativo.
Fuente: lanacion.com.ar
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