El uso de teléfonos móviles o celulares ya se ha convertido en un hábito generalizado, tal es así, que los niños en edad escolar y los adolescentes, asisten a centros educativos sin desprenderse de los mismos, lo cual, puede traer algunas consecuencias.
Peor aún, existen quienes tienen una relación de dependencia con el teléfono móvil y ya no pueden vivir sin él. En éstos casos, los adolescentes dependientes del celular, tienen más probabilidades de fracasar en la escuela, según lo señala un estudio realizado en Madrid, España.
De acuerdo con los datos de la investigación que incluyó a 1328 adolescentes de entre 13 y 20 años, el uso intensivo del teléfono móvil se asocia al sexo femenino, asistir a escuela rural, buena economía familiar, fumar, consumo excesivo de alcohol y presentar síntomas depresivos.
Además, se sabe que del total de evaluados, la mitad asiste a la escuela con el celular y un 50% de éstos lo mantiene encendido en clases.
Si bien estos datos muestran la realidad en una ciudad de España, en Argentina, el uso de teléfonos móviles es extendido y los adolescentes no se desprenden de éstos ni de los mensajes de texto que pueden enviar gracias a su uso. Incluso, creería que más del 50% de quienes poseen un teléfono móvil asiste a clases con el mismo y más de la mitad lo mantiene encendido sin importar las consecuencias que ésto puede causar.
Lo que si podríamos decir que difiere un poco, al menos es mi percepción, es el perfil de quien utiliza el móvil, ya que creo que hombres y mujeres por igual son móviles-dependiente y que usan el teléfono móvil en mayor medida quienes viven en medios urbanos y asisten a la escuela en la ciudad. Igualmente, sólo podríamos afirmar estas diferencias si contáramos con un estudio de nuestro país. No obstante, el uso irracional de los teléfonos celulares es una realidad con la que convivimos a diario que puede interferir en el desarrollo escolar y vincularse con el fracaso en la escuela de los adolescentes.
Para prevenir ésto, los padres deben tomar algunas precauciones como no dejar que su hijo use un teléfono móvil hasta que posea edad suficiente para hacer un uso racional del mismo, utilizar una tarifa con tarjeta que limite el consumo de pulsos y mensajes de texto, y además, controlar las circunstancias en las cuales se utiliza el aparato.
Fuente: abc.es
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