En el intento de perder peso, muchos son los que recurren a fármacos milagrosos o cócteles caseros, cuyos ingredientes pueden dañar severamente la salud.
Por esa razón, es conveniente conocer en profundidad qué contienen las pastillas o cuáles son las drogas y sustancias usadas en diferentes fármacos para perder peso. Sólo de esta forma, estaremos atentos a lo que nos venden y no ingeriremos cualquier cosa sin saber sus efectos negativos sobre la salud.
Entre las sustancias más usadas, encontramos laxantes, diuréticos, hormonas y anfetaminas, todos ellos pueden producir algún daño en el organismo y a continuación desarrollaremos los riesgos de su ingesta.
Diuréticos y laxantes: los diuréticos favorecen la eliminación de agua y sales del organismo, por lo que pueden ocasionar deshidratación, pérdida de potasio y sustancias ácidas que pueden originar una alcalosis, cuyos síntomas incluyen fatiga, confusión, temblores, ansiedad, vómitos y reducción de la temperatura corporal.
Los laxantes por su parte, sólo pueden solucionar un problema de estreñimiento y no sirven para tratar la obesidad. Su uso continuado puede alterar el normal funcionamiento intestinal, producir diarrea, déficit de nutrientes, irritación y malestar abdominal.
Anfetaminas: aunque fueron muy útiles tiempo atrás, hoy se sabe que no es lo más adecuado para tratar la obesidad, ya que pueden originar dependencia, alteraciones neurológicas, psicológicas y cardiovasculares. Quienes las consumen habitualmente, suelen presentar irritabilidad, depresión, agresividad, taquicardia e incluso, complicaciones más graves que pueden resultar fatal.
Hormonas tiroideas: sólo deben usarse para resolver afecciones de la glándula tiroides, pero en dosis importantes pueden ocasionar palpitaciones, taquicardia, nerviosismo, insomnio, diarrea, hipertensión arterial y demás.
Sedantes: aunque el estrés se encuentra vinculado al desarrollo de obesidad, la ingesta de sedantes no soluciona el problema subyacente de la ansiedad y el nerviosismo, por ello, no es un recurso útil para adelgazar. Incluso, un uso no justificado puede originar adicción, perturbaciones de la piel, vértigo, problemas hepáticos y otros.
Cabe aclarar que todos éstos recursos también pueden originar un efecto rebote que culmine empeorando la situación, por lo que sólo debe recurrirse a los fármacos científicamente probados, bajo receta médica y sólo si otros medios tales como el ejercicio, la dieta y la terapia psicológica no han dado resultado.
En la actualidad, los únicos medicamentos autorizados para tratar la obesidad a largo plazo son la sibutramina y el orlistat.
Fuente: infobae.com
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