Cada vez son más las personas turistas que concurren a un centro médico o unidad sanitaria para hacerse atender con síntomas de enfermedades relacionadas con el propio hecho de estar de vacaciones.
Decaimiento, dolor de estómago, descomposturas u otros signos pueden ser resultantes del cambio de hábitat y ritmo de vida que implican las vacaciones.
Personas acostumbradas a vivir en la ciudad y con un cierto nivel de estrés que, al respirar aire puro, exponerse al sol, descansar más y reducir la velocidad de su agitada vida, sufren desórdenes en su organismo y requieren de atención médica.
Lo llaman el «Síndrome de las vacaciones» y aunque sea para el bien de su organismo, los síntomas que la persona experimenta al relajarse y cambiar su ecosistema, requieren de asistencia médica para poder continuar disfrutando de las vacaciones.
Los niños son los que más sufren el cambio de hábitat y más aún, aquellos criados en departamentos en la ciudad. En cambio, los adultos muchas veces consultan porque la medicación que tomaban para determinada patología dejó de producir efecto y es que, al cambiar el entorno es posible que sea necesario un cambio en la dosis, explica uno de los médicos de los hospitales móviles de la costa atlántica de Argentina.
Del total de los atendidos en lo que va de las vacaciones de verano de 2009, el 80% tienen que ver con cuadros respiratorios, traumatismos leves, quemaduras de sol, otitis, dolores de muela y gastroenteritis.
El mayor descanso, el cambio de alimentación, las diferentes actividades y la falta de cuidados, son los principales factores que favorecen el desarrollo del «Síndrome de las vacaciones».
La solución sólo está en adaptarse a la vida más relajada y no sólo disfrutarla esporádicamente, sino también, los fines de semana, unos pocos días durante la semana laboral o bien, reducir la carga de estrés y el ritmo de vida que tanto puede perjudicar la salud, todos los días del año.
Fuente: intramed.net
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