Cuando se recomienda una dieta fraccionada en un mínimo de 3 o 4 comidas diarias, se piensa también, en los ritmos del cuerpo para digerir y absorber alimentos. Después de 4 horas aproximadamente de una comida, el cuerpo comienza a a sufrir los descensos de nutrientes en sangre y así, se produce la sensación fisiológica de hambre.
Por eso, pasar más de este tiempo sin comer implicará que el hambre se acreciente progresivamente y el cuerpo comience a funcionar de manera ahorrativa para poder continuar con los procesos biológicos sin nutrientes exógenos.
Por esta razón, es mejor no acumular hambre, porque después de pasar largas horas sin comer y reprimiendo el hambre que el cuerpo manifiesta, podemos sufrir un descontrol, es decir, comer en grandes cantidades y de mala calidad. Y como si fuera poco, el cuerpo aprovechará más aquello que le damos, es decir, acumulará más.
Por todas estas razones, lo mejor es no saltar comidas ni pasar más de 4 horas sin comer, o bien, escuchar al cuerpo de manera de atender sus necesidades cuando descubrimos que tenemos hambre.
No es igual tener apetito o ganas de comer, porque podemos sentir deseos de comer a la hora de haber comido, pero está claro que esto no es hambre, salvo que no hayamos comido lo suficiente.
Ya sabes, si quieres adelgazar o controlar la calidad y cantidad de la dieta, mejor no acumular hambre, sino respetar las necesidades del cuerpo.
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