Aunque todos sabemos que escuchar música a volúmenes excesivamente altos es dañino para la salud y el 72% de los jóvenes reconoce sus efectos negativos, un estudio revela que el 60% de los adolescentes escucha música a volumen elevado.
Estos jóvenes son adictos a la música fuerte porque se exponen a ella de manera habitual y además, consideran que es cuestión de moda, por lo que continúan con esta práctica aunque reconocen el efecto nocivo de los ruidos para la salud.
El trabajo lo elaboró la Comisión de Ecología del Colegio de Fonoaudiólogos-Regional La Plata a partir de una encuesta realizada a casi 300 jóvenes de entre 15 y 17 años.
El estudio demuestra que escuchar música fuerte puede provocar hipoacusias, aturdimiento y agotamiento entre otras dificultades que se detectaron en los encuestados.
A pesar de que los jóvenes comprenden estos riesgos continúan exponiéndose a la contaminación sonora, no solo en su casa ante el alto volumen de equipos electrónicos, sino también, con la asistencia a conciertos y boliches donde la música es alta, la utilización de iPod o MP3, entre otros dispositivos que pueden alterar la audición notablemente.
Además, no sólo los oídos resultan dañados, sino que se pueden sufrir otras alteraciones tales como falta de atención y concentración, trastornos del sueño, angustia, irritabilidad, agresividad, deterioro de la comunicación social, dolor de cabeza y demás, ante la presencia de contaminación acústica.
Por eso, reducir la exposición a música extremadamente fuerte o disminuir el volumen de los equipos electrónicos resulta fundamental si queremos cuidar nuestra salud de manera integral.
Fuente: infobae.com