Todos sabemos que sentir la compañía de un ser querido es algo más que placentero y resulta saludable para el organismo. Sin embargo, la ruptura de una pareja puede dejar una cicatriz imborrable.
Un reciente estudio señala que el matrimonio estable y de larga duración es bueno para la salud, pero el divorcio o la viuedad puede dejar heridas que perduran en el tiempo, aunque volverse a casar reduce, aunque no lo quita, el daño de haber perdido un matrimonio.
Ésta publicación de la Asociación Sociológica Estadounidense afirma que quienes vuelven a casarse tienen mejor salud que aquellos que permanecen solos después de acabar con un matrimonio.
Por otro lado, las personas que nunca se han casado o vivido en pareja, tienen algunas desventajas respecto a la salud de los viudos y divorciados, pero estan mejor que otros.
Concretamente, el estudio observó cuatro aspectos claves para la salud: condiciones críticas, limitaciones de movilidad, percepción propia de la condición de salud y síntomas de depresión, concluyendo que el matrimonio adiciona salud a quienes se involucran con el mismo, pero el divorcio o la muerte del cónyuge tienen un impacto negativo y prolongado en las cuatro áreas.
Los divorcios múltiples crean condiciones de estrés sucesivas que afectan la vida personal y resultan peor que no haberse casado, en lo que a salud respecta.
Por lo tanto, es conveniente formar una pareja e intentar conservarla en el tiempo, ya que romper con un matrimonio puede ser mucho más estresante que nunca haberlo creado.
Asimismo, no casarse nunca afecta la percepción propia de salud, limita la movilidad y permite el desarrollo de más síntomas depresivos.
En definitiva, vivir en pareja es bueno para la salud, sobre todo, si el matrimonio es de larga duración.
Fuente: yahoo.com
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