¿Puede el estrés ser la causa de la obesidad o de un aumento de peso? Sí, aunque parezca una simple excusa, no lo es. El estrés desencadena alteraciones hormonales que pueden incidir en nuestro apetito, así como en el almacenamiento de grasa en nuestro organismo.
Un estudio ha confirmado la asociación del estrés con el mayor riesgo de obesidad al encontrar que el cuerpo libera hidrocortisona cuando está estresado, hormona que favorece la acumulación de grasa en a zona abdominal.
Además, muchos especialistas creen que el 78% de los excesos de peso son causados por problemas emocionales, asociados al estrés a causa de disficultades financieras, por ejemplo.
Junto con la mayor ansiedad que nos lleva a comer más y a elegir aquellos alimentos más altos en grasas y azúcares, por lo tanto, ricos en calorías, existe un vínculo entre el estrés y el almacenamiento de grasa en el cuerpo mediado por alteraciones hormonales.
Por eso, está más que comprobado que el estrés puede causar un aumento de peso en el organismo, sumado a otras afecciones que pueden comprometer la salud del corazón.
Entonces, lo mejor que podemos hacer es ejercitar recursos que favorezcan el autocontrol, para frenar la ingesta de calorías a causa de la ansiedad o problemas emocionales. Además, podemos tratar de prevenir el estrés en nuestras vidas, porque, aunque resulte difícil, podemos lograrlo descansando adecuadamente, tomando momentos para relajarnos y dedicarnos a nosotros mismos, durmiendo lo suficiente o tratando de hacer algo que nos gusta aunque sea unos pocos minutos al día.
Por otro lado, ejercitarse con regularidad y tras la jornada laboral, suele ser una buena estrategia para descargar tensiones y relajarse previo a la cena, momento en el cual solemos atragantarnos con los alimentos a medida que nos desahogamos de preocupaciones.
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