Cuando una pareja se forma, muchas son las cosas que los unen y muchas otras pueden separarlos o generar conflictos en la misma, y entre éstas tantas cosas se encuentran los hábitos de vida.
Un estudio publicado recientemente en la revista Addiction asegura que los matrimonios pueden estar en riesgo cuando uno de los cónyuges bebe alcohol o fuma y el otro no, sin embargo, si ambos comparten el mismo hábito los integrantes de la pareja están satisfechos con su matrimonio.
Ésto que puede verse claramente con el tabaco y el alcohol, también puede trasladarse a la obesidad y el descenso de peso, ya que es frecuente que si su cónyugue es obeso y el otro no, éste último sufra por el exceso de peso ajeno. Asimismo, muchas parejas de obesos mantienen su situación para conservar, inconscientemente, su relación matrimonial.
Los investigadores siguieron a 634 parejas casadas durante 6 años y completaron periódicamente un cuestionario sobre la satisfacción marital con el cual se pudo saber que las diferencias en el consumo de alcohol y el tabaquismo afectan al matrimonio.
Además, si uno de los cónyuges bebe mucho y va a tratamiento por la inegsta de alcohol, la ruptura de la «pareja de bebedores» podría dañar la pareja de forma no intencional, algo que considero, puede traducirse al exceso de peso.
En mi opinión personal, si en una pareja de obesos uno adegaza y el otro no, la pareja se dañaría, en cambio, si ambos comparten una pérdida de peso, no sólo mejorarán su salud, sino que continuarán con la satisfacción marital como antes, o mejor.
Fuente: diariosalud.net
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