La grasa saturada puede favorecer el consumo exesivo

mantecaTodos sabemos que las grasas «malas» como es el caso de la grasa saturada de origen animal o aquellas grasas hidrogenadas como las que poseen muchos alimentos, no favorecen en nada la salud del organismo, ya que incrementan el colesterol, pueden obstruir las arterias y además, pueden empujarnos a comer demasiado.

Es decir, las grasas saturadas pueden interferir en el proceso de saciedad y no dejar que el apetito se calme, de esta forma, podríamos comer mucho más de lo que deberíamos si consumimos alimentos ricos en grasas saturadas o trans.

Esos son los resultados de un reciente estudio que confirma que cuando comemos algo con alto contenido en grasas malas, el cerebro se vuelve resistente a la insulina y a la leptina, hormonas que calman el apetito.

Por eso, si no llegan señales al cerebro para que dejemos de comer, podemos ingerir una excesiva cantidad de alimentos.

Por supuesto, no cualquier grasa tiene éste efecto, sino que son las grasas «malas» las que producen éste resultado nocivo en el organismo, ya que las grasas monoinsaturadas, como las derivadas del aceite de oliva, por el contrario, pueden reducir el apetito y hasta ayudarnos a bajar de peso.

Entonces, no debemos eliminar las grasas de la dieta, pero si debemos escoger con cuidado el tipo de grasas a consumir, ya que no será lo mismo la grasa de la manteca, la carne y las frituras que aquella que poseen los frutos secos, el aceite de oliva, el pescado o las semillas.

Fuente: shine.yahoo.com
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