Tener apetito no es igual a tener hambre, ya que éste último término hacer referencia a un aspecto fisiológico o a la necesidad de comer, pero en ambos casos los deseos de ingresar algo en nuestra boca se hacen presente.
En estos casos, resistirse al deseo de comer no es tarea fácil, se requiere de voluntad y autocontrol.
En un reciente estudio, se ha señalado que las mujeres resultamos desfavorecidas al respecto, ya que el cerebro femenino tiene más dificultad inconsciente para resistirse a la tentación de ingerir alimentos que los hombres.
Según el autor del estudio, la evolución humana podría estar involucrada en este comportamiento femenino, ya que el cuerpo de la mujer cumple con la importante función de tener hijos, y quizá éste rol sea el que en ocasiones, impide anular las ganas de comer.
La investigación, pretendía saber por qué algunas personas no dejan de comer, aún cuando ya están satisfechas, ya que el organismo envía señales al cerebro desde el intestino para indicar cuándo hemos comido lo suficiente, pero ¿qué sucede cuando no dejamos de comer?.
Durante el estudio, se preguntó a 13 mujeres y 10 hombres cuáles eran sus comidas favoritas y después de permanecer en ayunas durante 20 horas, los investigadores les ofrecieron sus preparaciones preferidas.
A todos se les permitió oler y saborear los alimentos pero sin comerlos, para después pedirles que trataran de inhibir sus deseos de comer, mientras con escáneres TEP examinaban su actividad cerebral.
Los resultados muestran que ciertas áreas del cerebro se volvían más activas cuando eran tentados con los alimentos, en ambos sexos. Y tanto hombres como mujeres lograron sentirse menos hambrientos tras inhibir sus deseos de comer, pero los escáneres cerebrales revelaron que el cerebro de las mujeres aún permanecía activo como si tuvieran hambre.
En otras palabras, las mujeres pudieron pensar que tenían menos hambre, pero su cerebro no estaba totalmente de acuerdo.
Las hormonas femeninas pueden participar de esta respuesta cerebral, ya que cuando la mujer está embarazada, necesita comer por dos, y es así como aún no estando en período de gestación, el cerebro permanece activo ante los deseos de comer.
Concluyendo, las mujeres tenemos más dificultad para resistirnos a las ganas de comer, pero aún así, ésto no es imposible, sino que se requiere de esfuerzo y voluntad para inhibir el apetito.
Fuente: infobae.com
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