Habrán escuchado hablar de «ambiente obesogénico«, pues este término hace alusión a aquel estilo de vida que caracteriza a nuestro entorno y que favorece el desarrollo de la obesidad en nosotros. Es decir, si me encuentro rodeada de comida rápida, alimentos en abundancia, computadoras, televisores y nada de actividad física, es muy probable que se genere en mí un aumento de peso progresivo.
Dadas las características del entorno, siempre se pensó que cuando los padres de un niño son obesos éste niño tendrá más posibilidades de serlo que un hijo de padres con peso normal. Más allá de las influencias genéticas, esto es así debido a las conductas y hábitos que poseen las personas con un trastorno alimentario como es la obesidad.
Un estudio realizado en Suecia asegura que los hijos de padres con un Índice de Masa Corporal (IMC) elevado y un bajo nivel de estudios tienen más probabilidades de ser acarreados a la misma situación.
Es un hecho que la obesidad infantil cada vez afecta a más niños y se cree que el aumento de la prevalencia está íntimamente relacionado con la disminución de la actividad física y la mayor ingesta de alimentos ricos en calorías y grasas.
El estudio evaluó a 10.000 familias a las cuales se siguió desde el primer año de vida del niño hasta los 5 años siguientes.
Los resultados indicaron la presencia de sobrepeso en el 12.9% de los niños y de obesidad en el 2.5% luego de 2 años y medio de estudio. A los 5 años los porcentajes se incrementaron de manera alarmante alcanzado el 12.9% y el 4.3% respectivamente. Y la situación persistió en el 52.4% de los casos luego de esa edad.
Al inicio de la investigación el 23% de la madres y el 41% de los padres presentaban sobrepeso. Esto indica la influencia de la obesidad en las generaciones pasadas en el desarrollo de la patología en niños.
También se observó que los niños y niñas cuyos padres eran universitarios tuvieron menos probabilidades de ser obesos a los 5 años de edad, y aquí se puede ver que el nivel educativo incide también, en el desarrollo de la enfermedad.
Es sabido que poseer más educación puede salvarnos de múltiples enfermedades debido a que los conocimientos generales ponen de manifiesto formas de cuidarse, de prevenir y de higienizar adecuadamente.
Lo importante en estos casos es iniciar acciones preventivas desde edades tempranas, ya que el estudio muestra el circulo sin salida que se puede provocar con la obesidad trasladando la enfermedad de generación en generación.
Es imperante introducir pequeños cambios en el estilo de vida de la población de manera de reducir la incidencia del exceso de peso que puede conllevar otras complicaciones y afecciones de mayor severidad.
Fuente: infobae.com
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