Ya conocemos que la polución no es para nada favorable para el organismo y una vez más, ésta investigación holandesa suma un punto en contra de la contaminación ambiental.
Según los autores del estudio, respirar el humo de los motores diésel genera una respuesta de estrés en el cerebro que podría causar daños a largo plazo en las funciones mentales.
Las pequeñas partículas de hollín o nanopartículas pueden ingresar al cuerpo por la nariz y alojarse en el cerebro. En ésta investigación por primera vez se se demuestra que éstas partículas acumuladas en el cerebro pueden provocar un cambio en su función.
El director de la investigación señala que los efectos a largo plazo de la exposición a las nanopartículas del tráfico pueden interferir en las funciones cerebrales normales y en el procesamiento de información.
Luego de evaluar los efectos del humo de un motor de diésel durante una hora en 10 voluntarios encerrados en una habitación, sus ondas cerebrales medidas con electroencefalogramas mostraron una respuesta de estrés luego de los 30 minutos de exposición, lo cual sugiere cambios en el procesamiento de información en la corteza cerebral.
El nivel de humo de la habitación de los evaluados era similar al que se encuentra en un garaje o en una carretera muy transitada.
Lo más probable es que los efectos adversos sobre la función cerebral se generen a largo plazo, sin embargo, ya es sabido que el humo generado por el tránsito se relaciona con una mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
No sólo eso, los efectos negativos de la contaminación ambiental no sólo abarcan la salud humana, sino la ecología en general, afectando los mejores paisajes, los patrimonios ambientales más preciados y la vida animal que habita en ellos. Por lo tanto, considero que es momento de tomar conciencia y abogar por una ambiente más saludable.
Fuente: terra.com