Existe en la población una tendencia generalizada a cuidar mejor la dentadura, pero no ocurre lo mismo en el caso de los niños.
Los estudios han hallado que las caries de los dientes de leche han aumentado en los niños entre los 2 y los 5 años en un 24 a 28 por ciento entre 1998 y 2004. ¿Por qué nos preocupa tanto esta enfermedad bucal? Este daño en los dientes puede repercutir sobre la salud general del niño y producir problemas en los dientes permanentes o llegar a provocar enfermedades sistémicas causadas por las bacterias en la boca.
Los padres necesitan enseñarles a sus hijos que una boca limpia es igual de importante que las orejas, las manos o los pies limpios, asegura el higienista dental de Cambridge, Massachusetts y residente de la American Dental Hygienists Association, Jean Connor. Es decir, que es otra parte del cuerpo que hay que cuidar, ya que tener la boca sucia implica llevar bacterias e infecciones por todas partes.
Se piensa que los dientes de leche son temporales y «descartables», pero si éstos son dañados, pueden llenar la boca de bacterias que podrían perjudicar los dientes permanentes a medida que van saliendo. Además, si hay que sacar los dientes de leche de la boca porque tienen caries, los dientes permanentes que vienen detrás pueden venir torcidos.
Los padres deben educar a los niños acerca de la higiene oral, que se puede lograr con varias técnicas, entre ellas: cepillarse los dientes, usar seda dental, y colaborar con la higiene prestando atención a la comida de los niños.
Fuente: terra.com
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